Me despierto muy animada, pues tengo el día libre y, siendo el último por tierras griegas, estoy decidida a aprovecharlo.
Desayuno y me dispongo a salir a la calle. Tras haberme informado bastante a fondo, tengo claro mi siguiente objetivo: la playa!! Dado que también me interesa ver una de esas maravillosas puestas de sol en Cabo Sunión, decido acercarme a las playas del sur del Atica, concretamente a Vouliagmeni, que se encuentran a mitad de camino del cabo y he leído maravillas sobre ellas.
Tras comprar el billete de autobús me dirijo a la parada, en la plaza Syntagma. En una hora aproximadamente llego a Vouliagmeni. Junto a la marquesina del autobús hay varias playas, pero debido a la suciedad que encuentro en las que son de acceso gratuito, prefiero pagar la entrada de la privada, que por 4 € permite la utilización de servicios como jardines, tumbonas, sombrillas, aseos y vestuarios.
Allí me paso las horas muertas bajo el sol, tumbada mientras leo una novela y nadando para movilizarme un poco y refrescarme. Me compro un bocadillo para comer y sigo en mi plan veraniego, hasta que decido que es hora de levantarse. Tras darme una ducha y cambiarme de ropa me dirijo de nuevo a la marquesina, a la espera del autobús naranja que me lleve a cabo Sunión. Tras una espera de, ni más ni menos, una hora y media, aparece el autobús. No había tenido en cuenta que existen dos líneas: una costera y otra directa y, si bien los autobuses pasan cada hora, los de la costa sólo paran cada dos. Por suerte, durante mi larga espera cuento con la compañía de un gatito que se me enreda entre las piernas.
Una nueva hora de trayecto por unos paisajes costeros impresionantes, me lleva hasta el cabo Sunión. Entro al templo de Poseidón, situado en un acantilado desde donde se dice se ve una excelente puesta de sol, con los colores de fuego reflejados en las aguas del Egeo.
Templo de Poseidón, Cabo Sunión
Tras visitar el templo me siento a esperar el espectáculo, que si bien se hace esperar mientras comienza a refrescar, merece muchísimo la pena.
Puesta de sol desde Cabo Sunión
El último autobús de vuelta es justo tras el ocaso,así que me dirijo rápidamente a la parada. El autobús se hace de rogar, pero finalmente puedo subir y tomar asiento para enfrentar la hora y media de viaje que me espera. Tras dar unas cuantas cabezadas, y ya completamente de noche, llego a Atenas. En el trayecto desde la Plaza Syntagma hasta el hotel me despido de esta fantástica ciudad que tan buenos momentos me ha regalado, con la promesa de no tardar mucho en volver. Tras tomar una cena rápida, hago la maleta y me voy a la cama, pues mi avión sale temprano.
Bye bye, Atenas!!